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Trasnacionales y globalización: Apple y el iPod

Trasnacionales y globalización: Apple y el iPod

Globalización también significa politización afirma Ulrich Beck (1998, p. 16) en su libro «¿Qué es la globalización?». Desde el umbral del siglo XX, las empresas han salido de las fronteras geográficas de sus países de origen sin ningún contrapoder que las detenga o las enfrente. «La puesta en escena de la globalización permite a los empresarios, y sus asociados, reconquistar y volver a disponer del poder negociador política y socialmente domesticado del capitalismo democráticamente organizado».

Lo anterior evoca lo que se ha llamado la trasnacionalización de las empresas, la eliminación o flexibilización de las normas que regulan lo ecológico, lo sindical, la seguridad social y lo fiscal por parte de los diferentes países con la intención de estimular la inversión extranjera. Según Beck (1998), esta política no sólo elimina las trabas de los sindicatos sino también anula al Estado-nación, es decir, trae consigo el debilitamiento de las instituciones gubernamentales y la búsqueda de reducir al Estado a su mínima expresión. Consecuencia de esto: incremento del desempleo y del subempleo, disminución de los ingresos del Estado por el rubro de impuestos, subvenciones del mismo Estado a estas para crear infraestructura, reporte de beneficios astronómicos por parte de las transnacionales, asfixia fiscal para las pequeñas y medianas empresas locales, entre otras.

«La globalización tiene sujetos históricamente determinados que están haciendo la historia: las empresas transnacionales. Estas son los principales agentes, que realizan los cambios. En ellas descansa el llevar al capital a un mayor grado de internacionalización e integración. Por ello las empresas al buscar, no solo ventajas comparativas, sino también competitivas, para abatir costos, están elevando a un mayor nivel del desarrollo a las fuerzas productivas. Las razones son claras, mantenerse en posición competitiva en la esfera internacional». (Calderón, 2007)

¿En qué se funda el nuevo poder de los empresarios trasnacionales? ¿De dónde surge y como se reproduce su potencial estratégico?, se pregunta Beck.

Las trasnacionales son las poseedoras del dinero y están por encima del poder del Estado sin embargo, hacen uso de este para legitimar acciones que redunden en su propio beneficio, no sólo para generar más ganancias sino también para protegerse. Son justamente aquellas fisuras y ambigüedades que quedan en las normativas las que son aprovechadas con ingenio por los empresarios trasnacionales. Incluso, el poder económico que ostentan les ha dado la autoridad suficiente para «castigar» a aquellos Estados que no se muestren favorables a sus intereses.

«Las empresas en el pasado invertían en sus propios países y se dedicaban a exportar bienes manufacturados y servicios, en tanto que importaban materias primas: esto beneficiaba a sus naciones. Actualmente invierten y levantan industrias en otros países, – no importa que haya rivalidad hasta ideológica, no se diga ya comercial, – llevados por la máxima norma capitalista: donde hacer más redituable al capital; donde elevar la tasa y masa de ganancia. Que en el país de origen se pierdan fuentes de trabajo y se eleve el desempleo, eso no importa: el gran capital, ya desde hace tiempo en lo que menos piensa es en los estrechos criterios ideológicos nacionalistas». (Calderón, 2007). Beck llama a esta nueva fórmula de hacer dinero «capitalismo sin trabajo más capitalismo sin impuestos».

Este mismo autor (1998, p. 18) lista cuatro elementos característicos de las empresas trasnacionales:
Exportan puestos de trabajo: establecen sus fábricas de producción y ensamblaje y generan empleos en aquellos países donde los costos laborales son bajos, así como una carga fiscal ligera que las premia por generar empleo.
Reparten el trabajo por todo el mundo: subcontratan a terceros en diferentes partes del planeta, servicios y producción de elementos y partes que necesitan para el producto final.
Uso del poder del Estado: presionan al Estado para que este apruebe leyes que les disminuyan carga fiscal y que también generen y/o sostengan infraestructuras que les sean favorables. Amenazan y sancionan a aquellos Estados que muestran poco favorables.
Distinción de lugares de operación: se puede distinguir entre lugar de inversión, lugar de operación, lugar de declaración fiscal y lugar de residencia.

Las empresas trasnacionales (industriales, comerciales o financieras) surgieron entre 1950 y 1960 con las inversiones estadounidenses en Europa, crecieron cuando se sumaron empresas europeas y japonesas, y actualmente también provienen de países emergentes como China, India, México y Brasil.

Para expandirse han utilizado tres modelos de organización:
Trust: «reúne empresas de un mismo sector controladas por una o dos grandes firmas para monopolizar la explotación de un producto y poder regular su precio»[1].
Cartel: «reúne a empresas que no se fusionan, pero que se asocian para llegar a acuerdos comunes sobre abastecimientos, procesos y precios, y así evitar la competencia entre ellas» [2].
Holding: «es una sociedad financiera o bancaria que controla la mayoría de las acciones de diversas empresas industriales y comerciales» [3].

Por su parte, Rabasco y Verger (2007, p. 11) ven los modelos de expansión de la siguiente manera:

«Los principales mecanismos que utilizan las empresas transnacionales hoy en día para actuar y extenderse a nivel global son la fusión y la subcontratación. La fusión implica que los activos, los pasivos y las operaciones de dos empresas se combinan para establecer una nueva entidad cuyo control reside en un equipo integrado por ambas o únicamente por una de ellas (en este último caso se habla de adquisición). Ello les permite conseguir mayores economías de escala, ser más competitivas y más fuertes para poder afrontar los nuevos retos que plantea el mercado. La integración empresarial –implÃcita en todo proceso de fusión– puede realizarse de tres maneras:
Integración horizontal: se produce cuando dos empresas del mismo sector se fusionan.
Integración vertical: en este caso, se asocian empresas que se dedican a diferentes etapas del proceso productivo, de manera que la empresa resultante tiene un mayor dominio sobre la totalidad del proceso.
Integración diversificada: consiste en la asociación entre empresas que trabajan en campos que no tienen mucho que ver. Estas fusiones permiten disminuir riesgos y aumentar la solidez financiera. Como resultado de ello nacen los llamados conglomerados, que no son una forma avanzada de empresa (ya que no se especializan en ningún campo) pero sí la fórmula más especulativa y que puede tener mayor rentabilidad a corto plazo.

Al contrario de lo que puede parecer, las empresas que se fusionan, aunque se expansionen y crezcan, no tienen porqué hacerse más grandes. De hecho, las fusiones permiten a las empresas reestructurarse, evitar duplicar funciones, subcontratar actividades que no son estratégicas y por lo tanto hacerse más ligeras en concepto de mano de obra, infraestructuras o personal directivo.

En general, las grandes empresas tienden a aligerar su estructura. Para ello, se deshacen de la gestión directa de actividades que no consideran estratégicas y subcontratan a otras empresas a precios muy reducidos. La subcontratación es otra fuente de ganancias debido a que se suelen establecer con empresas de los países del Sur (donde los salarios son más bajos) y, además, se trata de un tipo de operación con la que se evita la inversión directa y la asunción de determinadas responsabilidades».

De acuerdo con Patxi Zabalo (2007, p. 7), las empresas trasnacionales pasaron de ser 7.000 en la segunda mitad de los años sesenta a cerca de 70.000 a la fecha. Y el número de filiales de estas supera actualmente las 690.000, la mitad de las cuales se ubican especialmente en China donde operan 215.000.

Se calcula que son 200 las empresas trasnacionales más poderosas. Los negocios anuales de estas suman un 26.3%, una cuarta parte de la producción mundial. A su vez, están distribuidas en sólo 17 países, destacándose Estados Unidos con 74 y siguiéndole Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá e Italia.

Algunas de las empresas trasnacionales más grandes son Shell, General Motors, Ford, Exxon, IBM, Mitsubishi, Toyota, Nike, Philip Morris, General Electric, Wal-mart, Nestlé, Coca-Cola, McDonald’s, PepsiCo, entre otras.

Sin embargo, todo este «detrás de escenas trasnacional» que acontece desde la consecución de la materia prima, la elaboración de las piezas, el ensamblaje y todo lo que engloba el proceso de manufactura hasta la llegada del producto final a las tiendas, es desconocido por el usuario común que los consume. Ya sea porque no le afecta, porque no se ha preguntado que hay detrás de, porque su ritmo de vida no le deja tiempo para saberlo o porque lo sabe pero en la ecuación costo/beneficio sale ganando. Sea cual se al razón debe sumársele que las mismas empresas trasnacionales han invertido miles de millones de dólares en crear un logo y un slogan, además de poderosas campañas de marketing que se divulgan a través de los diferentes medios de comunicación y que proyectan de estas una imagen «cool», «verde» y socialmente responsable.

«Las técnicas empresariales de comunicación han conseguido hacer pasar por abanderadas del progreso social y del respeto ambiental a las multinacionales que más fomentan el actual modelo de sobreproducción y sobreconsumo, depredador y despilfarrador de los recursos naturales y causante de las crecientes desigualdades tanto en países del Norte como del Sur. Y sin embargo, no hay mucho secreto en ello.

Se trata de invertir gran cantidad de dinero en comunicación con el fin de crear, pulir y abrillantar la imagen deseada, convencidas las empresas de que una imagen de compromiso ambiental y social permite hacerse con «nichos» de mercado cada vez más importantes y facilitar su expansión frente a la competencia». (Jiménez y González, 2007, p. 80)

Sin embargo, esto va aún más allá. Las empresas trasnacionales no venden productos y servicios, venden un estilo de vida. Despiertan sentimientos de simpatía, admiración y devoción por la marca lo que se traduce en fidelidad y hasta de fanatización. «La multinacional quiere dejar de ser una empresa de productos y se ha especializado en los afectos, anhelos y pasiones humanas. Al fin y al cabo, son los principales valedores de un sistema de consumo que intenta dar respuesta a través del mercado de bienes a buena parte de los clásicos interrogantes humanos. La empresa sentimental defiende en cada anuncio publicitario que nos ha llenado los estantes del supermercado con razones para vivir». (Jiménez y González, 2007, p. 83).

Este ensayo se propone como objetivo ver como los anteriores postulados se evidencian en un producto que se ha convertido en el símbolo de la globalización tecnológica, el iPod, producido por una empresa trasnacional estadounidense que se ha caracterizado por impulsar una marca como un estilo de vida, Apple.

Apple Inc.

Apple Inc., que hasta el 2007 se llamó Apple Computer Inc., con residencia en Cupertino (California – Estados Unidos) fue fundada por Steve Wozniak y Steve Jobs en 1976. A la fecha es una multinacional estadounidense que diseña y manufactura productos de electrónica de consumo, programas informáticos y computadores personales. La compañía es mejor conocida por sus productos estrellas como Macintosh (iMac, MacBook, MacPro, MacMini), iPod (Classic, Shuffle, Nano y Touch), iPhone y iPad. Por software como Mac X (sistema operativo), iTunes (tienda en línea de música), Safari (navegador web), entre otros. Adicionalmente cuenta con su propio sistema de distribución, más de 270 tiendas minoristas (Apple Retail Store) en 10 países y una tienda en línea (Apple Store) a través de las cuales vende sus programas y productos. Cuenta además con ene número de re-vendedores y acuerdos con tiendas alrededor del mundo que venden al por menor.

Para septiembre de 2009, según la United States Securities and Exchange Commission, Apple contaba aproximadamente con 34.300 empleados de tiempo completo permanente y 2.500 empleados de tiempo completo temporales.

En enero de 2010 la compañía dio a conocer su primer informe de resultados para el primer trimestre fiscal 2010 (que finalizó el 26 de diciembre de 2009), donde reportó ingresos por US$15.68 mil millones de dólares y un beneficio neto trimestral de US$3.38 mil millones de dólares, el margen bruto fue de 40.9% y las ventas internacionales representaron el 58% de los ingresos del trimestre. Adicionalmente, en ese período, la compañía vendió 3.36 millones de Macintosh, 21 millones de iPods y 8.7 millones de iPhones. Hasta la fecha ha sido el mejor trimestre en la historia de la compañía.

Para abril de 2010, Apple superó en capitalización bursátil a su rival Microsoft. El valor de la compañía alcanzó los US$242 billones de dólares frente a los US$239 billones de dólares de esta última. Cada acción de Apple se cotizó en US$250 dólares.

En el 2008, Apple ocupó el primer lugar en el ranking de las 20 compañías estadounidenses más admiradas de la revista Fortune, destacándose en aspectos como innovación, administración de personal y calidad de productos y servicios. En el 2009 ocupó el primer lugar en el ranking de las 50 compañías más admiradas del mundo de la revista Fortune destacándose nuevamente en los mismos tres aspectos mencionados. En el 2010, Apple volvió a repetir por segunda vez el primer lugar en el ranking de las 50 más admiradas del mundo de dicha revista por aspectos como innovación, administración de personal, calidad de la gestión, solidez financiera y calidad de sus productos y servicios.

Sobre este reconocimiento Fortune publicó «¿Qué hace Apple para que sea tan admirada? Productos, productos, productos. Esta empresa cambió la forma en que hacemos todo, desde la compra de música hasta diseñar productos que nos comprometen con el mundo que nos rodea. Su historial de innovación y la lealtad del consumidor se traduce en un gran respeto en todo negocio de alto rango».

Por su parte, la revista Time publicó su lista de las 100 personalidades más influyentes en el mundo en el 2010, donde el CEO de Apple, Steve Jobs, fue listado por ser un «pensador» con la misión empresarial de hacer la experiencia de la computación «lo más accesible y placentera que sea posible». […] Él entrega productos que se ajustan sin problemas a la vida de una persona».

«Apple ya domina el mercado mundial de venta de contenidos online –música, series, películas, aplicaciones y dentro de poco libros y revistas electrónicas-, el de reproductores de música digital, se está haciendo con un gran trozo de pastel del mercado de los smartphones, acaba de crear un nuevo nicho con el iPad y ya no tiene rival». «Apple innova, evoluciona, marca tendencias, crea mercados, aporta… […] Apple ha tenido la habilidad de cambiar las reglas del juego, inclinando la balanza hacia donde más le conviene: sus nuevos dispositivos multitouch. El estilo de vida digital ya no depende sólo de un ordenador personal, ahora es posible disfrutar la experiencia con un iPhone, un iPod Touch o con el nuevo iPad», publicó Somosmac.com.

Adicional a lo expuesto, se suman otras razones que colocan hoy en día a Apple en la cúspide de las empresas trasnacionales más poderosas e influyentes. Su filosofía de ser facilitador de vida. Concebir y fabricar productos sencillos, fáciles de usar y muy atractivos en su diseño para el consumidor, el alto precio de venta de estos, sus distintivas campañas publicitarias, su posicionamiento único en el sector de la electrónica de consumo y principalmente, una base de clientes devotos a la empresa y a su marca, dentro y fuera de los Estados Unidos.

El marketing

Ha sido la herramienta por excelencia utilizada por la compañía para el lanzamiento y posicionamiento de sus productos. Incluye estrategias de prelanzamiento como el uso del rumor para generar expectativas y el goteo (liberación de pequeñas dosis de información). Su objetivo «enamorar» a sus potenciales clientes y brindarles la sensación de exclusividad.

Conceptos como integración, simplicidad, a un solo clic, con una mano, conectar y listo, minimalismo, bonito, sencillo, práctico, son etiquetados en los productos Apple. Primero marcan modas y tendencias, posteriormente se convierten en íconos.

Los anuncios son impactantes y generan gran recordación, desde el comercial de 1984 televisado en el SuperBowl (Estados Unidos), hasta los centenares de videos disponibles en la plataforma de YouTube. Emplea fotos de gran tamaño que incluyen poco texto (haciendo eco de una imagen vale más que mil palabras). Utiliza frases memorables como «1.000 canciones en tu bolsillo» (iPod), «Belleza. Cerebro, y ahora con más fuerza» (iMac), «Un teléfono revolucionario» (iPhone), «Piensa diferente» (eslogan corporativo), entre otros.

Apple también ha mercadeado su imagen a través de la evolución de su logo. Desde el original que mostraba a Isaac Newton debajo de un árbol de manzanas, pasando por el tradicional de la manzana mordida con los colores invertidos del arco iris, el monocromo negro, hasta el hoy gris con efectos metálicos y transparencias.

Los «evangelizadores», son otra herramienta de marketing viral. Los mismos usuarios apasionados y sitios web fieles se encargan de ir captando nuevos adeptos, no a base de las características de los productos, sino de sus vivencias y experiencias con estos.

Críticas como la falta de stock para cubrir la demanda despertada, el alto costo de los productos, problemas de compatibilidad (Mac OS X con algunas aplicaciones), problemas de hardware y software (carcazas de iMac que se rajan, conexión nula o inconstante del WiFi del iPad, iPhones que han explotado), las «traiciones» (incorporar procesadores Intel, permitir MS-Office para Mac), bloqueo de aplicaciones de competidores (Google Voice y Flash Adobe), declarar características innecesarias o inviables que años después lanza como mejoras claves (en el 2004 se declaró inviable el video en el iPod, años después es una característica del iPod Touch), así entre otras, quedan opacadas.

Soy Apple

En un principio de conocieron como «maqueros», por el primer producto de Apple, Macintosh, sin embargo, con el ingreso de la compañía a sectores como la electrónica de consumo (iPod, iPhone, iPad) y los contenidos digitales (iTunes, iBook Store, App Store), esta palabra ya no es suficiente para describir a aquellos usuarios que se convirtieron en los principales consumidores, apasionados defensores de esta marca, y «evangelizadores» por excelencia.

Este fenómeno social, que también ha recibido el nombre de «religión Apple» o «culto Apple», ha sido fomentado y aprovechado por la compañía, que incluso llega a contratarlos para emplearlos en diferentes frentes, ya sea en investigación y desarrollo o en la atención en sus tiendas minoristas.

Anualmente Apple organiza la Apple Expo en Europa y la San Francisco Macworld Conference & Expo en Estados Unidos, donde presenta los nuevos productos que lanzará al mercado, tanto en hardware como en software. También organiza la Worldwide Developers Conference dirigida a los desarrolladores de aplicaciones para los productos Apple. Adicionalmente en la Quinta Avenida en New York, la compañía abrió una de sus tiendas más grandes conocida como «el cubo» o «el templo» en donde se han llegado hasta celebrar bodas. Otra de sus tiendas más grandes está ubicada en el sector de Ginza en Tokio (Japón).

No han sido pocos los que se han tatuado en sus cuerpos la manzana mordida y con la llegada de Internet, se han abierto miles de sitios web dedicados a Apple y sus productos con nombres de dominio que brindan una idea del arraigo «soy apple»: applemania, somosmac, appleadicto, ipodtouchfans, applereligion, entre otros. Además millones de miembros y fans en los diferentes grupos y páginas de Facebook y seguidores en Twitter.

Apple también es…

En abril de 2009, Elan Microelectronics Corp. una compañía taiwanesa especializada en la fabricación de touchspads, demandó a Apple ante un tribunal en San Francisco (Estados Unidos) alegando que esta habría infringido dos de sus patentes relacionadas con la tecnología multitáctil de touchpads implementadas en los portátiles Mac, iPod y iPhone. La demanda exigía que Apple pagara los respectivos royalties. Apple había sido notificada en el 2007 de estar infringiendo tales patentes. Hasta la fecha no se ha fallado la demanda.

En enero de 2010 fue el turno de la finlandesa Nokia que demandó a Apple por la violación de siete patentes. Esta demanda se suma a dos que Nokia ya había interpuesto en noviembre y diciembre de 2009 y Apple respondió con una contrademanda. Básicamente Nokia acusó a Apple de haber utilizado sin autorización tecnología necesaria para hacer compatibles los dispositivos con unos o varios estándares en sus productos Mac, iPod y iPhone. El proceso sigue vigente.

En el mismo mes, la japonesa Kodak demandó a Apple por violación de patentes, puntualmente, por uso indebido de tecnología relacionada con la vista previa de las imágenes en iPhones, además de tecnologías relacionadas con cámaras digitales y algunos procesos computacionales. La demanda también incluyó a RIM y los Blackberry. Aún sigue vigente.

En abril de 2010, la estadounidense Adobe amenazó con demandar a Apple por dejarlo por fuera del desarrollo de aplicaciones para los productos de la compañía utilizando la tecnología de Flash. Steve Jobs, el CEO de Apple, respondió con una misiva divulgada a través de Internet donde explicaba punto por punto porque prescindía de esta.

En noviembre de 2007 Greenpeace acusó a Apple de utilizar materiales potencialmente tóxicos en la manufactura de los iPhones, como el bromo. Además, en los cables de los auriculares, un 1.5% ftalatos, un compuesto químico usado para aumentar la flexibilidad de los plásticos y prohibido en la fabricación de juguetes para niños en la Unión Europea. Tras hacerse público, el Centro para la Salud Ambiental (CEH), con sede en California (Estados Unidos), demandó a Apple porque las leyes del Estado obligan a informar la presencia de ftalatos en sus productos.,

Greenpeace también ha confrontado a Apple por otros daños ecológicos como la no promoción de una estrategia global para recuperar los productos una vez terminen su vida útil y uso de componentes de hardware no reciclables. Además de campañas como la del 2003 contra la política de químicos usados por Apple en sus productos, particularmente el PVC y BFR, sustancias que tienen graves efectos en la salud. En mayo de 2007, Steve Jobs respondió en una carta abierta que se eliminaría el uso de tales sustancias a finales del 2008.

Para salir al paso a las acusaciones medioambientales, Apple lanzó un site para rendir cuentas ecológicas. En este da a conocer la cantidad porcentual de emisión de gases de invernadero producidos durante el ciclo de vida de cada producto, desde su fabricación hasta su reciclaje, incluyendo su transporte y uso. Además de invitar a participar en programas de reciclaje.

En junio de 2006, el diario británico The Mail of Sunday publicó un informe donde acusó a Apple de producir iPods en fábricas chinas en condiciones infrahumanas. El artículo en cuestión denunciaba las condiciones de trabajo en iPod City, nombre con que se le conoce a dos fábricas de la empresa china Foxconn, contratada por Apple para la fabricación de los modelos Nano y Shuffle. En la factoría ubicada en Longhua se calculaban 200 mil empleados con un salario de US$50 dólares al mes, 15 horas de trabajo, comida y cama (en grandes habitaciones con capacidad de albergar a cientos de personas). La otra, en Suzhou, salarios de US$100 dólares al mes y jornadas de 12 horas, sin alimentación y alojamiento. Apple respondió ante las acusaciones aduciendo desconocimiento y que investigaría sobre el mismo. En agosto del mismo año, la compañía dio a conocer los resultados donde reconocía que el fabricante había violado el Código de Conducta del Proveedor (sobrepoblación en las instalaciones de descanso de la factoría, compleja estructura de pagos de incentivos por producción, mismo sistema de pago a los empleados, exceso de horas para algunos de los trabajadores y algunos casos de mala conducta con estos, entre otros). Apple anunció cero tolerancia con estos casos y dijo que prepararía planes para educar en áreas administrativas en lo relacionado con su Código de Conducta.

En julio de 2009 la relación Foxconn y Apple volvió a verse empañada, esta vez por el suicidio de Sun Danyong de 25 años, un empleado del área de Comunicaciones de Foxconn que había recibido 16 prototipos del iPhone cuarta generación y que debía hacerlos llegar a Apple. Días después uno de los aparatos se extravió, el empleado lo notificó a su jefe y Foxconn registró ilegalmente su apartamento además de maltratarlo físicamente lo cual fue denunciando por el mismo. Días después, según de divulgó en los medios, Sun tomó la decisión de tirarse desde la ventana de su apartamento ubicado en un doceavo piso.

Es de resaltar que las medidas de Apple ante el lanzamiento de un nuevo producto se tornan casi paranoicas. Foxconn disfruta de un lucrativo negocio con Apple al ser el fabricante de todos sus productos (Mac, iPhone, iPad, iPod), cualquier problema que rompa ese círculo de confianza podría llevar a la empresa china a perder mucho dinero.

En marzo de 2010, Apple publicó un informe donde admitía que algunos de sus proveedores en Asia habían utilizado mano de obra infantil para la fabricación de sus modelos iPod. En tres instalaciones se contrataron trabajadores de 15 años cuando lo mínimo legal permitido en los países de contratación es 16 años, aunque en la actualidad o bien cumplían ya la edad mínima o ya no laboraban en las empresas. También encontraron casos de discriminación por enfermedad.

Después de lo sucedido en el 2006 con The Sunday Mail y Foxconn, Apple inició la política de realizar auditorías regulares a sus proveedores en búsqueda de detectar malas praxis y velar por el cumplimiento de su Código de Conducta del Proveedor. Sin embargo, a pesar de todo lo acontecido, los diferentes productos de la empresa se siguen fabricando en la actualidad en China, especialmente con Foxconn.

En mayo de 2010, se divulgó en los medios la intoxicación que sufrieron 62 empleados chinos en la fabricación del iPhone 4G, a raíz del uso de una sustancia llamada N-hexano para limpiar las pantallas de este dispositivo. El suceso ocurrió en la factoría Wintek (de origen taiwanés) en la provincia de Jiangsu, y a pesar de conocerse su toxicidad, se autorizo su uso dado que incrementaba los índices de productividad ya que seca más rápido que el alcohol. Debido la pobre ventilación en la planta, los trabajadores presentaron mareos, parálisis parciales en las extremidades y desequilibrios al andar, y fueron hospitalizados. Winteck es otra de las habituales fabricantes de los dispositivos de Apple.

El iPod

El 23 de octubre de 2001 se presentó el primer modelo del iPod como un reproductor portátil de audio digital. Su impacto fue revolucionario convirtiéndose en el número uno en el segmento de reproductores mp3 y un producto bastante apetecido de la electrónica de consumo personal por la simpleza de su diseño, su usabilidad y funcionabilidad a pesar de su alto costo, que sin embargo, se paga ya que denota exclusividad y distinción.

Para el 2007 ya se calculaba la venta de más de cien millones de estos aparatos en sus diferentes modelos, tanto descontinuados (Mini y Photo) como vigentes (Classic, Nano, Shuffle y Touch), todo lo anterior de la mano de su tienda iTunes, la cual expende legalmente música, series de televisión, películas, entre otros productos.

Ha tenido tropiezos como demandas por no controlar el nivel de volumen y causar posible sorderas, campañas anti-iPod como la de «iDont.com» (juego de palabras en inglés «iPod» y «yo no») de SanDisk (dueña del reproductor Sansa), el escándalo ocasionado por las prácticas inhumanas de fabricación de dos de sus modelos por su proveedora china Foxconn y así entre otras, sin embargo, ha logrado salir airoso y a la fecha se ha convertido en un símbolo tecnológico por excelencia de la globalización.

Sin embargo, de acuerdo a lo que se ha expuesto sobre los postulados de Beck y otros autores sobre las empresas trasnacionales y la globalización, y el caso específico de Apple, y sus prácticas como multinacional surge la pregunta, ¿quién fábrica y cuánto cuesta fabricar un iPod?

Una idea de esta respuesta la expuso el portal web argetino Mercados en el 2007, citando los resultados de una investigación realizada por Sloan Foundation que tomó como muestra al iPod Classic de 30 GB. Si bien, el costo de fabricación varía de acuerdo al tipo de iPod y hasta la versión de su generación, el margen de ganancias de Apple por solo concebir su diseño es el rubro que más aporta en su alto precio. Por otro lado, a pesar de que el diseño del iPod es estadounidense, todo su proceso de fabricación y ensamblaje se hace en Asia y sobre todo en China. El estudio pone de manifiesto la fascinante complejidad de la economía global:

«El valor al público del video iPod de 30 gigas que los autores examinaron era de US$299. El componente más caro en su interior era el disco rígido, fabricado por Toshiba y cuesta alrededor de US$73. Los componentes que le siguen en precio son el módulo pantalla (unos US$20), el chip de video/multimedia (US$8) y el chip controlador (US$5). Ellos estimaron que el ensamble final, hecho en China, cuesta sólo US$4 por unidad.

Un método para rastrear la geografía de la cadena de suministro podría ser atribuir el costo de cada componente al país de origen de su fabricante. Así, US$73 del costo del iPod sería atribuido a Japón pues Toshiba es una empresa japonesa, y los US$13 del costo de los dos chips sería atribuido a Estados Unidos, pues los proveedores, Broadcom y PortalPlayer, son empresas estadounidenses. Y así.

Pero este método esconde algunos de los detalles más importantes. Toshiba puede ser japonesa, pero fabrica la mayoría de sus discos rígidos en Filipinas y China. De modo que tal vez también deberíamos asignar parte del costo del disco rígido a uno de esos países. El mismo problema surge con los chips de Broadcom, puesto que en su gran mayoría se fabrican en Taiwán. Entonces, ¿cómo se puede distribuir de forma significativa el costo de los componentes de un iPod entre los países que los fabrican? Para responder a esa pregunta, proponen los investigadores, hay que mirar el proceso de producción con una secuencia de pasos, cada uno posiblemente ejecutado por una compañía diferente en un país diferente. En cada etapa, insumos como chips y placas de circuitos son convertidos en productos terminados como una placa de circuidos ensamblados. La diferencia entre el costo del insumo y el valor del producto terminado es el «valor agregado» de esa etapa, que luego sí podrá atribuírsele al país donde se agregó ese valor. El margen de ganancia sobre las partes genéricas como tornillos y arandelas es muy bajo, puesto esos ítems son producidos en industrias intensamente competitivas y pueden ser fabricados en cualquier parte. Por eso agregan muy poco al valor final del iPod. Pero partes más especializadas, como discos rígidos y chips controladores, tienen un valor agregado mucho más alto.

Según cálculos de los autores, el disco rígido Toshiba de US$73, contiene US$54 en partes y mano de obra. De modo que el valor que agregó Toshiba. Los 19 dólares se atribuyen a Japón por Toshiba es una empresa japonesa. Continuando de este modo, los investigadores examinaron los principales componentes del iPod y trataron de calcular el valor agregado e las diferentes etapas del proceso de producción y luego asignaron el valor agregado al país donde se creó el valor. Esta tarea no es fácil, pero basándose en su examen inicial, está claro que la mayor porción del valor agregado en el aparatito va a empresas en Estados Unidos, particularmente por las unidades vendidas allí.

Los investigadores calcularon que US$163 de los US$299 que cuesta al público un iPod en Estados Unidos era capturado por compañías y trabajadores estadounidenses, y lo descomponen en US$75 por distribución y costos minoristas, US$80 a Apple, y US$8 a diversos fabricantes nacionales de componentes. Japón aportó unos US$26 al valor agregado (en su mayor parte a través del disco rígido Toshiba) mientras Korea contribuyó menos de US$1.

Los costos por partes y manos de obra que no se atribuyen a nadie en la fabricación del iPod sumaron US$110. Los autores esperan poder asignarlos a los correspondientes países, pero como ilustra el ejemplo del disco rígido, no es tarea fácil.

El cálculo ilustra la futilidad de calcular un proceso de fabricación tan complejo usando estadísticas convencionales.

En última instancia, la respuesta a la pregunta ¿quién hace el iPod? No tiene una respuesta simple. El iPod, como muchos otros productos, se fabricado en diversos países por docenas de empresas, y cada etapa de la producción contribuye en proporciones diferentes al valor final del producto.

El valor real del iPod no está en sus partes ni siquiera en la acción de juntar esas partes. El grueso de su valor está en el concepto y diseño del iPod. Por eso es que Apple recibe US$ 80 por cada unidad que se vende al público».

Conclusión

Los postulados de Beck y de los otros autores citados han quedado evidenciados en los procesos y prácticas de Apple como una empresa trasnacional y un ejemplo puntual como lo es el iPod, un producto de esta, cuyo fenómeno de masas, se ha convertido en un ícono tecnológico de la globalización.

Apple además cuenta con una herramienta muy poderosa que ya se mencionaba, la devoción a su marca y extensiva a sus productos, además de una poderosa estrategia mercadotécnica que minimiza el impacto de sus «malas praxis» y que le hace conservar y proyectar una imagen «cool», «verde» y socialmente responsable.

Apple también envía el mensaje de «no somos directos responsables de lo que hagan los terceros que contratamos para la fabricación de nuestros productos, pero haremos auditorías periódicas para ver como operan y las publicaremos antes que algún medio de comunicación nos haga quedar mal, sin embargo, no dejaremos de trabajar con ellos. El modelo nos hace ganar mucho dinero».

Con respecto al impacto medio ambiental opera de manera similar, un sitio web que acalle las voces con respecto a los efectos dañinos al medio ambiente, sin embargo ¿Qué tan es cierta la información que está publicada en ese sitio o que tan acomodada está?

A pesar de todo, China sigue dando una mirada complaciente a la apertura de manufacturas de origen nacional en su territorio y de los jugosos contratos que firman estas como proveedores con las trasnacionales estadounidenses y de otros países, sin prestarle mucha atención al tratamiento de los trabajadores, impacto ecológico, entre otros. Sin embargo, aunque se decía que la estrategia de estas compañías era reducir al Estado a su mínima expresión y aprovecharse de su poder para legitimar sus acciones, ¿es realmente el poder del Estado chino tan débil ante ellas? ¿o es una estrategia de este para captar capitales, apropiarse de tecnología de punta y de conocimientos con la intención de convertirse en el próximo imperio? El tiempo lo dirá.

Bibliografía

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