En un barrio elegante de Estocolmo, dentro de una colina cubierta de nieve, coronada por una iglesia, se encuentra el búnker antinuclear que alberga el centro informático futurista donde permanecen almacenados unos ocho mil servidores, dos de los cuales son de WikiLeaks. «Toda esta algarabía planetaria es creada por esas dos pequeñas cajas», explica el patrón fundador de Banhof, Jon Karlung, al mostrar las instalaciones que fueron cavadas en la roca. Colocadas en un armario de puertas transparentes, se ven dos cajas de plástico negro rodeadas de cables eléctricos que emiten un centelleo azul, signo de buen funcionamiento, anónimas en… Continuar leyendo