¿Qué pasará con los navegadores web?

| 2011-10-3 | No hay comentarios »

Microsoft y Apple por ahora no son capaces de crear un navegador web lo suficientemente rápido, capaz y estable. Mientras, Mozilla Firefox y Google se enfrentan en una batalla por ganarse la confianza de los usuarios. En ojoalared repasamos la situación de los navegadores web.

Parecía difícil la tarea de “despegar” a los usuarios de su querido Internet Explorer de Microsoft, navegador que ha sido y es, el más usado y popular, principalmente por formar parte del propio sistema operativo Windows, hecho que le ha costado varias demandas a Microsoft. En cambio, la falta de optimización, una interface que nunca ha acabado de mejorar y la salida de nuevas opciones hicieron que Internet Explorer perdiera gran parte de usuarios.

El caso de Apple es bastante similar, salvo porque la apariencia de Safari es más lograda pero su funcionamiento, incluso más ortopédico que Internet Explorer.

Estos hechos lanzaron a la tomar la red a nuevas empresas y grupos con el fin de desarrollar un navegador verdaderamente eficaz. Ciertamente no es algo nuevo, desde que empezó a popularizarse internet existieron alternativas con cierto éxito, la más destacable sin lugar a dudas en un principio fue Netscape.

Netscape supo “colarse” en muchos hogares y oficinas como principal navegador web, pero fallos graves en su versión 4, hicieron que rápidamente Internet Explorer se hiciera con una cuota de usuarios del 97%. Desde entonces si se deseaba que una web funcionara correctamente, la única cuestión era basarse en el funcionamiento de esta en Internet Explorer, ya que no existía una competencia real.

Por suerte para todos en noviembre del año 2004 la Fundación Mozilla lanzó Mozilla Firefox, poco a poco el navegador fue conquistando a usuarios que lo probaban y quedaban sorprendidos por el buen hacer en relación a Internet Explorer, aunque en sus principios, no era demasiado raro toparse con alguna web que no funcionase plenamente. A pesar de esto, muchos usuarios lo mantienen como segundo navegador con esperanzas de que con actualizaciones mejorase. Así fue, la versión 2.0 de Mozilla Firefox introdujo novedades tan prácticas como la navegación por pestañas, corrector ortográfico y corrigió muchos de los problemas de compatibilidades que sufría. En las posteriores versiones Mozilla Firefox no dejó de mejorar, incorporando siempre mayor funcionalidad y muchas posibilidades que contentaban a los usuarios como temas, plugins, cumplimiento de las especificaciones de HTML5 y CSS3, etc… Estos hechos fueron calando hondo en muchas de las personas que lo probaban, y Mozilla Firefox consiguió hacerse verdaderamente popular. En muchos países Firefox logró cuotas de mercado por encima del 30%, lo cual es todo un logro.

Mientras tanto, en 2008, saltó a escena Google con su navegador Chrome, el cual rompía esquemas por su rapidez y simpleza, pero tenía ciertos problemas de compatibilidad y para la mayoría de usuarios que no usaban Internet Explorer, ya estaban muy acostumbrados al uso del programa de Mozilla. Aún así casi instantáneamente consiguió una valiosa cuota del 1%

Google no ha perdido el tiempo desde que lanzará la primera versión de Chrome, y en estos casi tres años ya ha lanzado 14 versiones que han mejorado notablemente el funcionamiento y cualidades del navegador. Además Google intensificó su publicidad sobre Chrome. En los últimos meses es fácil encontrar todo tipo de banner acerca de Chrome e incluso anuncios en video en youtube. Esto no hacía más que confirmar que Google no pretende rendirse y tratará de ampliar su cuota a toda costa.

En estos últimos tres años Firefox en cambio parecía estar estancado, su funcionamiento era bastante bueno, pero seguía teniendo algunos detalles que limar y en cambio las actualizaciones habían frenado casi en seco. En Mozilla se dieron cuenta de esto, y en 2011 lanzaron su versión 4.0, la cual supuso un cambio drástico. La velocidad aumentó considerablemente y tenía una interface de uso opcional, claramente inspirada en Google Chrome. Muchos usuarios rechazaron en una primera instancia algunos de los cambios realizados en el programa, pero pronto pudimos comprobar nuevas versiones 5.0, 6.0 y recientemente la 7.0. Todas estas nuevas versiones no hacen más que intentar acercar su uso a la simplicidad y velocidad que en principio muchos usuarios desecharon de Google Chrome, sin perder por el camino su buena funcionalidad.

Si hoy día tenemos que escoger un navegador, tendría que seguir siendo Mozilla Firefox 7, el cual funciona bastante bien, tiene unos consumos de memoria mucho más ajustados que en anteriores versiones y una velocidad mejorada. El problema se sucede cuando probamos la última versión de Google Chrome y nos entran las dudas gracias a su extrema rapidez y su mínima interface que facilitan la visualización de las webs. De hecho el único inconveniente que nos puede presentar Google Chrome con respecto a Firefox son algunos problemas de compatibilidad puntuales y que estemos acostumbrados a realizar un uso continuado a algún plugin de Firefox no disponible en Chrome.

Por el resto parece que estemos asistiendo a un combate en el que Firefox empieza a sentirse entre las cuerdas. Ya no es Google la que entrando en el mercado necesita fijarse en que tienen los demás, sino que la situación se ha invertido y ya es Mozilla quién mira de reojo a Google para ver que traman. Este significativo hecho deja claro quienes tienen la sartén por el mando hoy día, aunque también es verdad que Firefox cuenta con la ventaja de seguir contando con una cuota bastante ventajosa, que de saberla defender, pueden permanecer muchos años más.

No es fácil definir unas cuotas de mercado perfectamente definidas sobre el uso de los navegadores web, pero la últimas estimaciones mundiales, arrojan unos datos de un 45% para Internet Explorer, un 28% para Firefox y un 20% para Chrome, quedando un 7% para otras opciones como Safari u Opera.

No sabemos qué ocurrirá en los próximos meses, pero parece que por ahora las tendencias más recientes nos dejan entrever un continuo descenso de Internet Explorer, una posición estable por parte de Mozilla Firefox y una tendencia claramente ascendente para Chrome.